¿Una prueba para la política de ‘mano dura’? En su búsqueda de la reelección, el presidente Daniel Noboa centra su campaña en la ola de criminalidad en Ecuador.

Durante su breve mandato, el presidente de Ecuador ha enfrentado una serie de crisis que han puesto a prueba la estabilidad del país. Entre los problemas más graves se encuentran los prolongados apagones diarios de hasta 14 horas, que han afectado a millones de ciudadanos y han generado serias dificultades para el sector productivo. La crisis energética, atribuida a la falta de inversión en infraestructura y a condiciones climáticas adversas, ha obligado al gobierno a tomar medidas de emergencia para mitigar el impacto en la población.
Además de la crisis energética, el país ha sido escenario de violentos motines en varias cárceles, evidenciando el poder que las bandas criminales han adquirido dentro del sistema penitenciario. Estos disturbios han dejado múltiples víctimas y han obligado al gobierno a reforzar la seguridad en los centros de detención. La situación ha generado preocupación a nivel nacional e internacional, ya que las cárceles se han convertido en epicentros de violencia y operaciones del crimen organizado, desafiando la autoridad del Estado.
A estos problemas internos se ha sumado una disputa diplomática con México que ha generado controversia a nivel internacional. La crisis estalló tras una serie de desacuerdos entre ambos países, lo que llevó a tensiones en sus relaciones bilaterales y provocó críticas de organismos internacionales. Esta situación ha puesto en entredicho la diplomacia ecuatoriana y ha generado preocupación sobre las posibles repercusiones económicas y políticas de este conflicto en el ámbito global.
El gobierno ha intentado responder a estas crisis con medidas de emergencia y ajustes en su estrategia de gobernanza. Se han impulsado planes para estabilizar el suministro eléctrico, reforzar la seguridad en las cárceles y restablecer el diálogo diplomático con México. Sin embargo, la rapidez y eficacia de estas acciones siguen siendo objeto de debate, mientras la población enfrenta las consecuencias de estos desafíos.
En este contexto de inestabilidad, el liderazgo del presidente sigue bajo escrutinio, con crecientes presiones tanto internas como externas. A pesar de los esfuerzos por contener la crisis, Ecuador enfrenta un periodo de incertidumbre en el que las decisiones gubernamentales serán clave para definir el rumbo del país en los próximos meses.